miércoles, 8 de septiembre de 2010

2.Mi llegada a Green Hill.

"¿Cuánto falta para llegar a Green Hill, mamá?" le pregunté a mi madre mientras íbamos en el auto.
"Falta poco, querida. Falta poco" respondía ella a cada rato.
"No es justo... Siempre dices lo mismo..." me quejaba yo.
En el auto íbamos mi padre (Gabriel el erizo), mi madre (Flor la eriza), y yo. Éramos una bella familia... De no ser por ese acontecimiento que cambió mi vida para siempre....
Mi padre iba muy rápido, acostumbrado a las carreras, su más preciado hobbie, luego de estar con su hija ^^. Entonces, mi madre dió un salto.
"¡¡¡Qué vayas más despacio!!!!" exclamó y a la vez ordenó Flor.
"Bueno..." se resignó mi padre.
De pronto se dió cuenta de que el freno no respondía. Entró en pánico, pero no quería alarmar a la familia, así que no dijo nada. El tiempo pasaba y mi madre ahora se preguntaba: "¿Por qué vas tan despacio?". Entonces mi padre nervioso contestaba que había mucho tráfico, o que el nivel máximo de velocidad permitido era muy bajo, lo primero que se le viniera a la mente. Pero, eso no duró mucho...
Se cruzó un camión enorme que transportaba -a juzgar por la apariencia- un montón de frutas y vegetales. El camión no paró, mi padre tampoco pudo y, al ver mis padres que iban a chocar se lanzaron contra mí, en modo de protección. Yo estaba atónita y casi en estado de shock... Y... finalmente, pasó... El camión chocó, y como tenía gran peso encima volcó hacia al auto... Cerré los ojos. Rogué que nada hubiera pasado pero... cuando los abrí, me ví las manos llenas de sangre, una gran herida cruzaba uno de mis brazos, haciendo posible la hemorragia. Y mis padres, bajo una montaña de escombros, "inconscientes" según mi opinión, hasta que los toqué y los ví....
Gabriel tenía heridas por doquier, en todas las partes del cuerpo... Estaba... estaba.... estaba muerto.... Aún con su mano -ya fría y sin vida- sosteniendo a su esposa, en espera de que al menos ella se salvara... Pero fue inútil. Flor estaba igual que Gabriel, a pesar de tener algunas heridas menos... Los dos estaban irremediablemente fallecidos... El chofer del camión -por su parte-, ...¡¡¡Estaba dormido!!!. La gente salió de sus casas a ver el gran desastre que con sólo un poco de sueño se pudo causar. Miraban atónitos con ojos como dos grandes platos cómo una familia era destruida... Y cómo dos vidas eran desterradas de la vida en Mobius.... Las lágrimas rozaban mi rostro mientras llegaba la ambulancia, cargaba a mis padres, y también a mí, pues yo sólo me había salvado de la muerte, pero no de heridas, porrazos, infinitas hemorragias....
Pasaron los días. Como era de esperar, los latidos de Gabriel y Flor nunca jamás volvieron a ser escuchados... Los médicos entonces hicieron el funeral, pero sólo yo -y algunos amigos de mis padres- pudimos asistir.... Ya que en mi familia no quedaba ningún miembro vivo... Sólo yo...
Lloré una cascada de llantos, un mar de lágrimas y un océano de lamentos... Pero la vida no escucharía los lamentos de una niñata como yo, y esa acción no se podía deshacer.
Mientras tanto, luego de la muerte de esos dos seres tan especiales, yo vagaba por las calles de Green Hill (el lugar de mudanza donde hubieramos llegado felices de no ser por el accidente), en busca de alguna ayuda, alguna esperanza....

2 comentarios:

  1. Valla...esta historia empezó muy interesante e impactante...pero a la vez muy triste =( Que gran pena para Amy...A unos pasos de mejorar su vida y de la nada....=( Sigue así...Solo no me destrozes mas el corazón con hechos =(

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  2. POR QUE LAS PEORES COSAS LES PASA A QUIEN MENOS LO MERECE PORQUE?!?!?!?!

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